Presentación
La Ciudad de los Amantes está situada al sur y a la izquierda de cualquier país con la cabeza en su sitio. Su número de habitantes varía según la estación del año siendo las primaveras, generalmente, las estaciones más pobladas. El nivel de vida, el paro, el clima, la luna, la situación de las estrellas y los planetas, el nivel del mar, la ovulación en las mujeres y la espermatogénesis en los hombres son otros de los factores que influyen en las migraciones de otras ciudades a ésta.
A pesar de los cambios en el número de habitantes, su dimensión parece mantenerse por sí misma para agrado de los Amantes que de esta forma pueden ir caminando de una parte a otra de la ciudad en el caso de que el tráfico esté embotellado o un corte en la electricidad deje sin energía a los tranvías.
Para ser ciudadano de esta ciudad existe un único requisito, necesario para asegurar el buen funcionamiento de la misma: amarse a sí mismo tanto como se ama al prójimo. Actualmente, éste es el único requisito que abre o cierra las puertas a los que quieren vivir en ella y sólo a través del desarrollo de este sentimiento los Amantes tienen la posibilidad de participar en la ciudad y en todo lo que la vida en ella les ofrece.
Para los que no consiguen llegar a tal sentimiento existen numerosas cláusulas que estudian y regulan los casos particulares: porque cada amante es diferente y porque existen numerosos Amantes en potencia por descubrir.
Físicamente, la Ciudad de los Amantes no es particularmente diferente a otras ciudades: tiene parques, plazas, jardines, calles, avenidas y callejones, tiendas, grandes almacenes, escuelas, institutos, universidad, cafeterías, restaurantes, bares, farmacias, cines, teatros y todas las cosas restantes que hacen de un área geográfica una ciudad.
Sus barrios actuales son resultado de la antigua división de la población según su tendencia amatoria: el centro, en el que vivían los solteros, y la periferia del amor, donde convivían las parejas. La periferia estaba formada por dos barrios, el de los enamorados a primera vista, llamado barrio de amantes flechados, y el de los enamorados tras varios vistazos, conocido como barrio de los amantes del conocimiento. Estos barrios periféricos antiguamente eran conocidos por sus habitantes como “barrios del amor”, debido a una ancestral creencia según la cual la confirmación del amor venía con la convivencia de la pareja.
Actualmente, a pesar de la conservación de las tradicionales nomenclaturas, las parejas de los flechados son vecinas de los solteros y de las parejas del conocimiento: el amor va y viene de un barrio a otro sin mirar la calle por la que pasa o la casa a la que entra. Todos los habitantes lo tienen presente. La diferencia está en la forma de vida de cada amante, en la forma de amarse entre ellos.
A pesar de los cambios en el número de habitantes, su dimensión parece mantenerse por sí misma para agrado de los Amantes que de esta forma pueden ir caminando de una parte a otra de la ciudad en el caso de que el tráfico esté embotellado o un corte en la electricidad deje sin energía a los tranvías.
Para ser ciudadano de esta ciudad existe un único requisito, necesario para asegurar el buen funcionamiento de la misma: amarse a sí mismo tanto como se ama al prójimo. Actualmente, éste es el único requisito que abre o cierra las puertas a los que quieren vivir en ella y sólo a través del desarrollo de este sentimiento los Amantes tienen la posibilidad de participar en la ciudad y en todo lo que la vida en ella les ofrece.
Para los que no consiguen llegar a tal sentimiento existen numerosas cláusulas que estudian y regulan los casos particulares: porque cada amante es diferente y porque existen numerosos Amantes en potencia por descubrir.
Físicamente, la Ciudad de los Amantes no es particularmente diferente a otras ciudades: tiene parques, plazas, jardines, calles, avenidas y callejones, tiendas, grandes almacenes, escuelas, institutos, universidad, cafeterías, restaurantes, bares, farmacias, cines, teatros y todas las cosas restantes que hacen de un área geográfica una ciudad.
Sus barrios actuales son resultado de la antigua división de la población según su tendencia amatoria: el centro, en el que vivían los solteros, y la periferia del amor, donde convivían las parejas. La periferia estaba formada por dos barrios, el de los enamorados a primera vista, llamado barrio de amantes flechados, y el de los enamorados tras varios vistazos, conocido como barrio de los amantes del conocimiento. Estos barrios periféricos antiguamente eran conocidos por sus habitantes como “barrios del amor”, debido a una ancestral creencia según la cual la confirmación del amor venía con la convivencia de la pareja.
Actualmente, a pesar de la conservación de las tradicionales nomenclaturas, las parejas de los flechados son vecinas de los solteros y de las parejas del conocimiento: el amor va y viene de un barrio a otro sin mirar la calle por la que pasa o la casa a la que entra. Todos los habitantes lo tienen presente. La diferencia está en la forma de vida de cada amante, en la forma de amarse entre ellos.