Epílogo
Esta
mañana sólo quiero decir una cosa: estoy feliz.
Me siento bien aquí, con lo que soy, con lo que estoy haciendo y con cómo estoy viviendo. Me siento bien y esto no significa que esté alegre y radiante durante todo el día, ni que tenga una vida fácil sin preocupaciones o momentos difíciles, que esté feliz constantemente. No, no es eso. Significa que me siento contenta con muchas de las cosas que hago.
Ahora, en la distancia, veo que me da muchísimas satisfacciones mantener el contacto con mis amigos, cuidarlos y que sepan que me preocupo por ellos, aunque sea en la distancia. Además, me he dado cuenta de que me sienta muy bien decirle a la gente lo que me hace sentir, expresarles mis pensamientos y sentimientos hacia ellos (hablo de los sentimientos positivos, con los negativos todavía no tengo muy claro lo que hacer) y darles muestras de mi cariño. Todavía no lo hago mucho físicamente, pero estoy empezando a hacerlo vía internet y veo que eso me hace sentir bien (aunque cada vez que le digo a alguno de ellos que lo quiero se me empañen los ojos de emoción).
Decir esto me da un poco de miedo pero creo que, después de este largo tiempo de la soltería más absoluta, estoy de nuevo en el momento adecuado para tener un intercambio erótico festivo en el que los desayunos se conviertan en comidas, las comidas en cenas y las cenas en juegos que nos hagan sacárnoslo todo, mezclarlo con el todo del otro y volver a introducirlo para nunca quedarnos vacíos por dentro. Un intercambio en el que de verdad se cambie algo, pero en el que cada uno elige lo que quiere del otro y no en el que cada uno elige lo que le quiere dar al otro. Y es que de nuevo siento que los pulmones se me quedan pequeños en el pecho de tanto aire que quiero aspirar.
Esto es todo, más o menos, lo que quería decir hoy.
Me siento bien aquí, con lo que soy, con lo que estoy haciendo y con cómo estoy viviendo. Me siento bien y esto no significa que esté alegre y radiante durante todo el día, ni que tenga una vida fácil sin preocupaciones o momentos difíciles, que esté feliz constantemente. No, no es eso. Significa que me siento contenta con muchas de las cosas que hago.
Ahora, en la distancia, veo que me da muchísimas satisfacciones mantener el contacto con mis amigos, cuidarlos y que sepan que me preocupo por ellos, aunque sea en la distancia. Además, me he dado cuenta de que me sienta muy bien decirle a la gente lo que me hace sentir, expresarles mis pensamientos y sentimientos hacia ellos (hablo de los sentimientos positivos, con los negativos todavía no tengo muy claro lo que hacer) y darles muestras de mi cariño. Todavía no lo hago mucho físicamente, pero estoy empezando a hacerlo vía internet y veo que eso me hace sentir bien (aunque cada vez que le digo a alguno de ellos que lo quiero se me empañen los ojos de emoción).
Decir esto me da un poco de miedo pero creo que, después de este largo tiempo de la soltería más absoluta, estoy de nuevo en el momento adecuado para tener un intercambio erótico festivo en el que los desayunos se conviertan en comidas, las comidas en cenas y las cenas en juegos que nos hagan sacárnoslo todo, mezclarlo con el todo del otro y volver a introducirlo para nunca quedarnos vacíos por dentro. Un intercambio en el que de verdad se cambie algo, pero en el que cada uno elige lo que quiere del otro y no en el que cada uno elige lo que le quiere dar al otro. Y es que de nuevo siento que los pulmones se me quedan pequeños en el pecho de tanto aire que quiero aspirar.
Esto es todo, más o menos, lo que quería decir hoy.